¿Qué es el viaje de Polifilo?

La respuesta está en la Hypnerotomachia Polifili o Sueño de Polifilo, una de las obras literarias más hermosas y controvertidas del Renacimiento. No se sabe mucho acerca de quién la escribió. Los estudiosos piensan en dos posibles candidatos, uno veneciano y un romano.

El libro, consta de dos partes, diferentes en contenido, tamaño y estilo literario, aunque no hay dudas de que pertenece a la misma persona.

En la primera parte, el protagonista de ambas, Polifilo, cae en un sueño febril y hace un complicado viaje, a través de regiones y construcciones alegóricas en busca de su amada Polia. La segunda mitad se enmarca dentro del mismo sueño, pero esta vez es Polia quién cuenta su historia y la de Polifilo. Cuando la narración de Polia termina, Polifilo despierta y maldice la luz del día por haberle arrancado a su amor.

A primera vista, El sueño de Polifilo, parece una inocente historia de amor. Pero tras esta aparente simpleza, se oculta un profundo y complejo tratado sobre la mística del Renacimiento. Es el intento desesperado de los Humanistas por proteger y preservar de la destrucción toda su sabiduría.

El mismo nombre de Polifilo, nos revela el primer misterio descubierto. Poli significa sabiduría al igual que Polia y Filo: amor. Pilifilo es el amante de la sabiduría (Polia). Y su sueño simboliza el viaje del hombre en busca del conocimiento trascendental. Una búsqueda tortuosa en la que tiene que despojarse de todo lo material y mundano, para alcanzar la espiritualidad absoluta.

Se pudiera asociar a Polifilo con el arquetipo del héroe trascendido. El hombre que ya ha concluido todas sus batallas terrenales y busca una ascensión espiritual y un conocimiento, más allá de lo humano.

Este enlace le permitirá leer el libro
http://mitpress.mit.edu/e-books/HP/hyp000.htm





domingo, 22 de julio de 2007

Pasajes de Lestat, el vampiro de Anne Rice

Séptima Parte
MAGIA ANTIGUA,
ANTIGUOS MISTERIOS

Encuentro de Marius y Lestat
Fragmentos

[...]—¿Pero por qué has decidido revelarme estas cosas Marius?—. Sin duda, otros vampiros te habrán buscado. [...]—Como te he dicho, tengo varias razones —contestó—. Y, probablemente, la principal es el modo en que me buscaste. Muy pocos seres buscan de verdad el conocimiento en este mundo. Mortales o inmortales, son escasos los que hacen preguntas. Al contrario, casi todos intentan extraer de lo desconocido las respuestas a las que ya han dado forma en sus propias mentes.
[...]—Preguntar de verdad es abrir la puerta al torbellino. La respuesta puede aniquilar a la vez a la pregunta y a quien la hace.

[...]—Pero lo que me ha atraído de ti no ha sido solo tu espíritu animoso, de honestidad, si lo prefieres. También ha sido el modo en que pasaste a ser uno de nosotros. [...]—Has sido vampiro al final de una era en que el mundo se enfrenta a cambios inimaginables. Lo mismo sucedió en mi caso. [...] En Europa están sucediendo cosas absolutamente nuevas. El valor que se otorga a la vida humana es superior al de cualquier otra época. A la sabiduría y a la filosofía se une nuevos descubrimientos en las ciencias, nuevos inventos que modificarán completamente el modo de vida de los humanos. A lo que me refiero es que has nacido en el punto de ruptura del viejo modo de ver las cosas. [...]— Esa es la razón por la que tus preguntas son distintas.

[...]—Pero fue en los primeros tiempos del Dios cristiano cuando tu “naciste a la inmortalidad”.
[...]—No —replicó Marius con un asomo de disgusto—. Nosotros nunca hemos servido al Dios cristiano.
[...]—Pero, ¿ y las fuerzas del bien y el mal representadas en los nombres de Cristo y Satán? [...]—Nosotros somos mas viejos que todo eso, Lestat. Los hombres que me crearon adoraban dioses. [...]—Pero su fe se remontaba a una época muy anterior a los templos de la Roma imperial, un tiempo en que se podía derramar a mares sangre humana inocente en nombre del bien. Y en que el mal era la sequía, la plaga de langostas y las malas cosechas.

Pasajes de Lestat, el vampiro, de Anne Rice

Séptima Parte
MAGIA ANTIGUA,
ANTIGUOS MISTERIOS

La historia de Marius

Marius, cenador romano, hijo ilegítimo en una rica familia romana, amado y consentido. Su verdadera madre era la hija de un poderoso guerrero galo. Fue en las Galias donde todo comenzó. Se hallaba en una taberna, cuando de pronto se le aparece un extraño hombre de aspecto celta, lo secuestra y lo lleva para su aldea. Los druidas le explican que su dios ha sufrido un terrible maleficio, que morirá pronto, y que lo ha elegido a el para que sea su sustituto.


Encuentro de Marius con el dios celta
Fragmentos
–¿Qué quieres de mí? –murmuré sin poder contenerme–. ¿Por qué he sido traído aquí?
–– La causa es esta terrible calamidad ––respondió con idéntica voz, embargada de auténtico pesar. No se parecía en nada al sonido quejumbroso que había esperado oír de una criatura así––. Te daré mi poder, Marius. Te haré un dios y serás inmortal. Pero tienes que salir de aquí cuando hallamos terminado. Tienes que encontrar el modo de escapar de tus fieles adoradores, y tienes que descender a las entrañas de Egipto para descubrir por qué me ha acontecido esta..., esta desgracia...

[...]—Nosotros —continuó— somos enemigos de la luz, somos dioses de las tinieblas que servimos a la Madre Santa y vivimos y nos regimos únicamente por la luz de la luna. Pero el Sol, nuestro enemigo, ha escapado de su curso natural y nos ha buscado en la oscuridad. Por todo el país del norte donde éramos adorados, en los bosques sagrados de las tierras de la nieve y el hielo hasta este país de frutos abundantes y hasta el este, el sol ha encontrado el modo de penetrar en el santuario durante le día o en el mundo de la noche y ha quemado vivo a los dioses. [...] Solo los más viejos, los que hemos servido largo tiempo a la Gran Madre, hemos sobrevivido, pero sufriendo agónicos dolores.

[...] Sin esperar mi asentimiento, el ser se abalanzó sobre mí y sus dientes se hundieron en mi garganta. Durante esos momentos, vi las tumbas y los templos de Egipto. Vi dos figuras resplandecientes sentadas una junto a la otra como en un tono. [...] Y por debajo de todo aquello, me llegaba la misma orden; servir a la Madre, aceptar la sangre del sacrificio, presidir este culto que es el único, el culto eterno de los árboles.
[...] Con cada intercambio, me llegaban nuevas enseñanzas: que era inmortal, que solo el sol y el fuego podrían matarme. [...] Que mi alma nunca transmigraría a otra forma, que era el servidor de la Madre y que la luna me daría fuerzas. Que me saciaría con la sangre de los malhechores. [...] todos mis poderes, los debería usar para hacer el bien. [...] Todo esto aprendí.

jueves, 12 de julio de 2007

Nada

Es la ausencia, es el silencio de ti que no te hallo, que no estás. Cierro los ojos, trato de verte, te invento. Tus olores, tus colores. Amor, sí, es amor, dice mi seco y laserado corazón. Lo dice mi alma, y no quiero escuchar, porque es amarga la esperanza vana. Es mejor no sentir, no esperar nada.

A veces no se

A veces no se, tanto afán por buscar la verdad cuando es lo que más duele.