¿Qué es el viaje de Polifilo?

La respuesta está en la Hypnerotomachia Polifili o Sueño de Polifilo, una de las obras literarias más hermosas y controvertidas del Renacimiento. No se sabe mucho acerca de quién la escribió. Los estudiosos piensan en dos posibles candidatos, uno veneciano y un romano.

El libro, consta de dos partes, diferentes en contenido, tamaño y estilo literario, aunque no hay dudas de que pertenece a la misma persona.

En la primera parte, el protagonista de ambas, Polifilo, cae en un sueño febril y hace un complicado viaje, a través de regiones y construcciones alegóricas en busca de su amada Polia. La segunda mitad se enmarca dentro del mismo sueño, pero esta vez es Polia quién cuenta su historia y la de Polifilo. Cuando la narración de Polia termina, Polifilo despierta y maldice la luz del día por haberle arrancado a su amor.

A primera vista, El sueño de Polifilo, parece una inocente historia de amor. Pero tras esta aparente simpleza, se oculta un profundo y complejo tratado sobre la mística del Renacimiento. Es el intento desesperado de los Humanistas por proteger y preservar de la destrucción toda su sabiduría.

El mismo nombre de Polifilo, nos revela el primer misterio descubierto. Poli significa sabiduría al igual que Polia y Filo: amor. Pilifilo es el amante de la sabiduría (Polia). Y su sueño simboliza el viaje del hombre en busca del conocimiento trascendental. Una búsqueda tortuosa en la que tiene que despojarse de todo lo material y mundano, para alcanzar la espiritualidad absoluta.

Se pudiera asociar a Polifilo con el arquetipo del héroe trascendido. El hombre que ya ha concluido todas sus batallas terrenales y busca una ascensión espiritual y un conocimiento, más allá de lo humano.

Este enlace le permitirá leer el libro
http://mitpress.mit.edu/e-books/HP/hyp000.htm





viernes, 3 de agosto de 2007

Lestat el vampiro. Pasajes que reflejan alguans cuestiones esenciales del ser

Lestat y Nicolás en la taberna del pueblo

[…] Mientras lo decía en voz alta, en mitad de la frase comprendí que ni siquiera al morir encontraríamos respuesta, probablemente, al porqué de nuestra existencia. Incluso el ateo declarado piensa que en la muerte hallará una respuesta: o bien encontrará allí a Dios, o no habrá nada en absoluto.
__ Pero lo que sucede __dije__ es que en ese último trance no hacemos ningún descubrimiento. ¡Sencillamente, dejamos de existir! Pasamos a la no existencia sin averiguar absolutamente nada.
Vi el universo, una imagen del sol, los planetas, las estrellas y una noche negra que se prolongaba eternamente. Y me puse a reir.
__¿Te das cuenta? ¡Nunca, ni siquiera cuando todo haya terminado, sabremos por qué diablos han sucedido las cosas como lo han hecho! __le grité a Nicolás, quien recostado en el lecho, asentía. […] Estaremos muertos, muertos, muertos… ¡sin alcanzar jamás a saber!